Posted by E.J. Rodríguez
Ver enlace a la noticia: http://www.jotdown.es/2011/11/ignacio-escolar-si-acabamos-con-los-politicos-gobernara-botin/
Mañana otoñal en
Madrid, que se ajusta como un pintoresco guante a la majestuosa plaza de
Oriente. En el elegante café del mismo nombre nos reunimos con Ignacio Escolar (“normalmente
me sentaría en la terraza, pero hace frío, ¿no?”) y con él mantendremos una
charla que será cualquier cosa menos fría. Es columnista del diario Público —del que fue su
primer director—, analista político en diversos medios y considerado uno de los
periodistas más influyentes del país, especialmente en el medio cibernético,
donde su blog Escolar.net es un importante punto de referencia y donde goza
de un enorme seguimiento en Twitter, nuevo escaparate para el periodista de la
era digital. Ignacio Escolar conversa de manera amigable: habla deprisa y
animadamente, con los cinco sentidos puestos en los temas que discute, y de vez
en cuando puntúa la seriedad de nuestros objetos de debate estallando en una carcajada
pirotécnica y contagiosa, especialmente cuando una situación que describe le
parece irónica o surrealista.
En la entrevista
tratamos diversos asuntos de tinte político, económico y social: el análisis de
los resultados de las elecciones y el futuro del país, la crisis económica, la
supuesta subordinación de los poderes políticos a los económicos, el porvenir
de la clase trabajadora, la consciencia de clase, la monarquía, el sistema
parlamentario, los sindicatos, los impuestos, el sistema de propiedad, la
prensa y los periodistas, la televisión, la SGAE, historia, terrorismo…
LAS ELECCIONES
Empecemos hablando
del resultado de las elecciones: ¿ha sido un triunfo del PP o más bien una
debacle del PSOE?
Ha sido más que una
debacle del PSOE, ha sido un hundimiento del PSOE que le ha dado el triunfo más
absoluto al PP. Pero si te vas a los datos y ves el número de votos, a pesar
de que el censo ha crecido en estos últimos años, el PP consigue en 2011 poco
más de 550.000 votos por encima de los que obtuvo Mariano Rajoy en el 2008,
cuando perdió. Lo único que explica el resultado electoral en todos los ámbitos
—tanto el crecimiento de Izquierda Unida, como el crecimiento de UPyD, como la
mayoría absoluta del PP— es un resultado completamente anormal del PSOE, que le
lleva a perder casi un 40% de sus votos.
¿Consideras que este
castigo electoral es proporcionado?
Es que eso depende de
la gente… no se sabe. Yo creo que votan por un montón de motivos distintos. En
el PSOE hacen un análisis de por qué les ha ido tan mal sopesando muchas cosas:
culpan a la crisis, culpan también en cierto modo al 15-M porque, aunque no lo
digan abiertamente, creen que este discurso contra el bipartidismo para lo que
ha valido al final es para matarles a ellos y dejar a la otra parte del
bipartidismo más fuerte que nunca. Que ha puesto sobre la mesa un debate sobre
si es o no buena la alternancia, lo cual ha provocado que mucho votante de
izquierda que votaba a la contra dijese: “no, ya está bien, hasta aquí hemos
llegado, no voy a votar más a la contra: voy a votar en favor de alguien” y
haya terminado votando al PACMA, que tuvo cien mil votos. O a Equo, que ha conseguido
doscientos mil, además de los que logró en Valencia Compromis. O a IU,UPyD… es decir, rompiendo
con esa idea de “voy a votar para frenar a la derecha”. Pero claro, es que te
vas a los resultados de la derecha y es evidente que el PP da miedo a mucha
gente, porque si no, con los datos económicos lo lógico es que la derecha
hubiese subido mucho más. En los países donde ha habido un cambio de gobierno,
el partido gobernante se ha hundido porque el partido de la oposición ha
subido. Aquí, el partido de la oposición no sube prácticamente nada, o muy poco
teniendo en cuenta cómo está el panorama económico y cómo de duros han sido los
cuatro últimos años para el gobierno.
¿De dónde provendría
ese miedo? ¿Piensas que la gente teme que Rajoy tenga ases ocultos en la manga
en forma de una política de recortes sociales?
La gente teme eso,
pero también ha asumido que esto es así: no creo que nadie que votase el
domingo no supiese ya que Rajoy va a hacer un recorte con el hacha. De hecho,
un mensaje que se desprende de las elecciones es que no ha habido castigo
electoral para los recortes en las comunidades autónomas donde estos recortes
ya se han producido. En Cataluña CiU ha estado haciendo recortes durísimos y
no le ha pasado factura. La gente tiene miedo a esos recortes, pero al mismo
tiempo ha asumido que no le queda otra.
¿Está Rajoy
escondiendo demasiado las cartas que piensa jugar?
Lo que Rajoy no
explicó en la campaña es qué piensa hacer con el déficit. Primero, tiene que
explicar qué deficit va a cerrar. Él dirá que no depende de él, pero sí depende
de él: el gobierno saliente no va a terminar de cerrar los presupuestos y será
el gobierno entrante el que lo haga. Y puede hacer dos cosas: un presupuesto
cerrando a la baja el déficit, en el entorno de lo que dice la
Unión Europea —un 6’6%— o puede hacer unPapandreu: “esto era un
desastre, aquí había mucha cosa debajo de la alfombra, en realidad el déficit
es mucho mayor de lo que se ha contado, es un 7, un 7’5, un 8” . Es decir, puede exagerarlo.
Las dos posibilidades están en su mano porque, dentro de la contabilidad que
permite Europa, todos los países han estado llevando parte de la deuda a
determinadas empresas públicas, a determinadas instituciones. Dentro de lo
legal, sin hacer nada ilegal, hay maneras de contabilizar el déficit de forma
distinta. Y claro, Rajoy está atrapado, porque si hace un déficit demasiado
alto diciendo que es culpa del gobierno anterior se juega directamente la
intervención. Lo que hizo Cospedal en Castilla-La Mancha de aflorar
todo lo que había en empresas público-privadas, en facturas pendientes, en
pagos atrasados… Pero si no lo hace y dice que el déficit es un 6’6%, tendrá
que decir que los recortes que haga a partir de entonces son suyos. Es una
ecuación bastante difícil para Rajoy, yo no sé lo que va a hacer.
O sea que si la
crisis no repunta rápidamente, podrían ser cuatro años muy largos para Rajoy.
Van a ser cuatro años
muy largos para Rajoy, pero este discurso de que será “Rajoy el Breve” no me lo
creo. Me recuerda muchísimo cuando se produjo la derrota de Felipe González, se dijo
que Aznar iba a durar dos años
y fíjate: lo tuvimos ocho y no terminaron siendo doce por su mala gestión del
11-M. No me hago esas ilusiones. Más allá de que Rajoy va a tener por delante
una situación muy difícil y se puede encontrar con que no va a ser el
presidente que salve a España sino el presidente que afronte una situación aún
más grave, veo muy difícil que la izquierda pueda recuperar el poder en cuatro
años a pesar de todo. Muy difícil.
¿Cuáles supones que
serán las banderas ideológicas de Rajoy como presidente? ¿Qué tipo de
presidente crees que será?
Rajoy es un señor muy
conservador de una ciudad mediana. Para lo bueno y para lo malo. Es esta cosa
de “la gente normal”, del “como Dios manda”. Además, ya lo estamos viendo estos
días, está siguiendo un modelo muy presidencialista en el sentido de que no es
él quien directamente interviene para explicarnos su voluntad, sino que manda
a Cospedal con su palabra
para decirnos “el presidente ha manifestado, el presidente ha pensado, el
presidente ha querido, el presidente se ha sentido muy bien porque ha ido a una
reunión conZapatero…” Vamos a tener —y tú lo conoces por Valencia— un modelo
muy parecido a lo que era Camps. Que cuando aparecía el presidente es que
había pasado algo… porque el presidente estaba para otras cosas. Había unos
señores que hablaban en su nombre.
Sí, en cuanto a
gestión de imagen, era un estatus casi monárquico.
Exacto. Pues con
Rajoy creo que va a ser parecido. Va a ser casi como “el rey del gobierno”. A
diferencia de Zapatero, que era justo lo contrario, porque era prácticamente el
ministro de economía, el de deportes, el de cultura y el portavoz, todo a la
vez. Zapatero ha sido demasiado personalista, y Rajoy —por su carácter, por su
manera de hacer y de dejar hacer— va a ser justo lo contrario. Generará un
equipo que tendrá un papel muy fuerte y él estará como reinando por encima de
ellos.
¿Cuál piensas que va
a ser la “hoja de ruta” del PSOE a partir de ahora?
Buf, pues tienen por
delante una refundación muy complicada. Están entre dos opciones: o hacer esa
refundación ya o intentar esperar y aguantar con Rubalcaba, con la hipótesis de
que Rajoy va a ir a una situación económica muy grave. La opción de aguantar
con Rubalcaba tiene su lógica desde el punto de vista de algunos dirigentes
porque en el PSOE tienen mucho miedo al caos interno, pero desde el punto de
vista externo sería un mensaje muy difícil para los electores. O sea, tú
presentas un candidato, que es como presentar un zumo a unos consumidores:
“oye, que no me gusta”, “pues te lo pongo de cena”. Has perdido cuatro millones
y medio de votos: “¿no te gusta Rubalcaba? Es que no has entendido bien,
pruébalo otra vez, anda”. Es verdad que Rubalcaba no es el único responsable
del varapalo que se ha llevado el PSOE, pero también es muy difícil vender que
la refundación del PSOE sea esto de “son la ideas, no las caras” o “vamos a
cambiar las ideas manteniendo las mismas caras”.
De hecho ya ha salido
Tomás Gómez diciendo que el PSOE necesita más democracia interna, ¿son éstas
las primeras voces…?
Y más que va a haber.
Pero es evidente que el PSOE necesita más democracia interna. Vamos, sin
ninguna duda. No puede ser que partidos como UPyD le estén pasando por la
izquierda en ese aspecto, no tiene ningún sentido. El PSOE tiene unas
estructuras y unos estatutos demasiado viejos. Luego, las herramientas que hay
para la democracia interna no se han usado. Como las primarias, que estaban en
los estatutos, pero no se quisieron usar y harían bien en usarlas. Esta teoría
de que en situaciones de crisis tenemos que parar los sistemas democráticos y
hacer así las cosas…
…por la vía
extraordinaria.
Por la vía
extraordinaria, y el “aquí vamos a dejar las tonterías y la política para otro
momento”… yo creo que no. Creo lo contrario: es justo en los momentos más
críticos cuando más necesaria es la democracia. El problema del PSOE se llama
legitimidad. Legitimidad ante sus votantes: si quieren demostrar que son un
partido distinto, tendrán que refundarse como un partido distinto. Demostrar
que no son iguales a la derecha. No pueden presentarse como un partido diferente
a la derecha y utilizar los “dedazos”.
Suponiendo que
Rubalcaba siga al frente del PSOE, ¿qué tipo de oposición esperas que haga?
Rubalcaba tiene una
ventaja en la oposición y es que dejó determinadas minas —sobre todo en el
debate con Rajoy— que luego va a poder explotar. Le dijo: “usted va a subir el
IVA, lo sé”; “usted va a recortar el subsidio de desempleo”, “usted va a
regalar dinero a la banca”. Todo eso que le dijo en su momento eran minas de
profundidad que podrá explotar más adelante. Lo que pasa es que, al mismo
tiempo, Rubalcaba es el que estuvo de acuerdo con el pacto de ajuste
presupuestario del déficit. Con lo cual, cuando llegue Mariano y diga que
quiere recortar 30.000 millones… y para eso, no sé, no te vale con recortar
gastos superfluos como se ha dicho en la campaña. Tienes que ponerte con una
bajada de funcionarios, o una subida de impuestos, o bajadas del subsidio de
desempleo… cosas de las que duelen. Cuando Rajoy haga eso, Rubalcaba tendrá
difícil oponerse.
¿Crees que el público
lo entenderá cuando Rajoy tome esas medidas, si se da el caso?
No. Yo creo que su
público sí lo entenderá, sus diez millones y pico de votos lo van a entender,
porque es lo que esperan. Pero si ese sacrificio no conduce a un paraíso, si
esa penitencia no conduce al perdón, con el tiempo no lo van a entender. El
problema de Rajoy no son los primeros seis meses de gobierno, el problema de
Rajoy es el segundo año. En el primer año, digamos que Rajoy va a llegar con
una tarjeta de crédito con fondos bastante amplios para poder hacer muy
rápidamente determinadas cosas que nadie más podrá hacer. Cuando un gobierno
llega al poder tiene una época —que no son los cien días, es algo más— en que
todo lo que quiera hacer lo tiene que hacer entonces. Porque después no va a
poder justificar medidas excepcionales que sí podría justificar recién
aterrizado, y más con una situación tan dramática como la que estamos viviendo,
con una opinión pública tan en estado de shock como lo está ahora. Ahora mismo
hay gente preocupada por saber si sus ahorros van a estar en billetes del
Monopoly, hay quien está diciendo que se tiene que llevar el dinero a Alemania
—yo creo que no— y en esta situación la gente está dispuesta a aceptar cosas
que en circunstancias normales no aceptaría. Eso está muy teorizado: Naomi Klein y la doctrina
del shock. Creo que Rajoy podrá hacer eso con no demasiada oposición, pero como
no consiga resultados y tenga que volver a hacer una segunda ronda, tendrá
problemas.
Una pregunta
tangencial relacionada con todo esto: ¿piensas que debería imponerse, aunque no
sea como ley sino sólo como costumbre, el que los presidentes estén sólo
durante un máximo de dos legislaturas?
Creo que sí, incluso
como ley. A Rajoy el otro día le preguntaron por ello e hizo lo que hace él: no
responder y decir “es que usted me hace unas preguntas…” Fue en la SER, hizo
una entrevista para guardar y ponérsela dentro de uno o dos años. Le
preguntaban por el tema del tabaco y decía: sí, no y lo contrario. Con el tema
de los ocho años hizo lo mismo: si, no, ya veremos. Pero yo creo que el máximo
de dos legislaturas debería ser así y va a haber una presión muy fuerte a Rajoy
para que sea así… después de haberlo hecho Aznar y Zapatero es muy difícil que
el siguiente no lo haga. Además el propio PP hizo de eso bandera, aunque en
realidad fue una trampa en la que se metió el propio Aznar, un poco a lo tonto.
La historia la ha contado alguna vez Miguel Ángel Rodríguez: iban dentro de un
taxi a una entrevista de radio, cuando estaban en la oposición, y se les
ocurrió utilizar ese argumento para atacar a Felipe González que llevaba trece
años largos, casi catorce. A Aznar se le ocurrió la propuesta y luego se
arrepintió bastante.
¿Crees que le hubiera
gustado quedarse?
Estuvo incluso
barajándolo. Hubo quien le intentó hacer el colchón de aterrizaje para esa
decisión. Hay una entrevista que conviene repasar, la que le hizo Urdaci. Conviene repasarla
primero para ver cómo era la televisión entonces, al servicio del partido en el
poder. Y porque era la última entrevista antes de las elecciones y Urdaci le
pregunta algo así: “¿cómo en esta situación tan dramática para España, con la
amenaza separatista, cómo usted se va?”. Ese discurso se hizo mucho en los
medios entonces, le intentaron hacer el traje de la emergencia nacional.
Volviendo a las
elecciones, ¿piensas que, dada la debacle electoral del PSOE, el crecimiento de
Izquierda Unida se ha quedado corto?
Sin ninguna duda, sí.
Su crecimiento se ha quedado corto. IU haría mal si su análisis fuese sólo el
de “qué éxito más absoluto”. Es verdad que ha conseguido su mejor resultado
desde hace mucho tiempo, pero… nunca antes con un hundimiento tan fuerte del
PSOE había tenido tan mal resultado. Ha sido un millón seiscientos mil votos.Anguita tuvo más de dos
millones y medio.
¿A qué se debe?
Es difícil, hay
muchos factores. Creo que lo que pasó en Extremadura no les ayudó; aunque es
verdad que en la propia Extremadura no les ha pasado factura, pero yo creo que
en el resto de España sí. No me parece queCayo Lara sea mal
candidato, pero creo que Llamazares era mejor. Llamazares tuvo la
mala suerte de ser líder de IU en un momento en que el PSOE barría por la
izquierda, porque estaba presentando un discurso y un programa bastante más de
izquierdas de lo que hizo después, y sobre todo con una derecha bastante más de
derechas de lo que luego ha querido ser Rajoy. Llamazares tuvo la mala suerte
de ser el líder en el momento equivocado.
¿Hay sitio en España
para el crecimiento de una izquierda al margen del PSOE?
Tiene que haberlo. Lo
que pasa es que esa izquierda está otra vez divididísima, como siempre. Entre
PACMA, Equo, Anticapitalistas, Izquierda Unida… tienes un voto de izquierdas
que supera los dos millones, bastante amplio.
¿Por qué se produce
esa división?
Siempre ha sido así.
Izquierda Unida es un poco como en el chiste de los partidos: el PSOE no es ni
obrero ni socialista, el PP es cualquier cosa menos popular (en el sentido
chino de la palabra) y la izquierda es cualquier cosa menos unida. Si me
apuras, UPyD a veces es poco democrático, porque tiene un líder muy autoritario(risas). Siempre ha sido
así: Izquierda Unida lleva refundándose y buscando una unidad en la izquierda
desde que existe el partido. Además es normal, porque a medida que te vas
alejando hacia la izquierda en el eje político, la izquierda es más crítica y
la crítica significa también menos seguidismo a los líderes. Eso te lleva a una
división inevitable.
¿Es bueno o es malo
el que en esa extrema izquierda haya tanta gente que no cree en el sistema,
tanto antisistema? ¿Es eso perjudicial para los propios partidos de izquierda?
Sí y no. Creo que es
legítimo no creer en el sistema. Y, dentro de algunos parámetros, yo soy
antisistema. ¿En cuáles? Yo no niego el sistema capitalista, por ejemplo. No
niego el sistema parlamentario. Pero hay cosas que están ahora en el sistema y
que no creo que sean de recibo.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, no creo
en un sistema en el cual el jefe del Estado es elegido hereditariamente. ¿Eso
me convierte en un “antisistema”? Pues sí. No estoy de acuerdo con la
Constitución en ese sentido: me gustaría reformar la Constitución para que
fuera diferente en ese aspecto. Pero lo que no estoy en contra es del sistema
de mercado ni del sistema parlamentario. Creo que el sistema de mercado, con
todos sus defectos, es el mejor sistema que conocemos. Y ha habido momentos en
que ha funcionado muy bien, porque estaba controlado por un sector público
eficiente. En Europa tuvimos unos años dorados de sistema de mercado; también
es verdad que se produjeron porque existía una amenaza comunista y eso hizo que
le mercado se autorregulase y concediese determinadas cosas a los trabajadores
que cuando el capitalismo entró en régimen de monopolio se empezaron a perder.
Decían los soviéticos en los años sesenta que el discurso de los derechos
humanos de occidente era propaganda contra la Unión Soviética. En parte ha sido
así, porque probablemente no hubiese existido Guantánamo como una tortura
pública y reconocida —aunque antes la tortura existía exactamente igual— si aún
hubiera la necesidad de tener una supremacía moral frente a un enemigo al que
se trataba como maligno (y probablemente lo era, no soy nada partidario de la
Unión Soviética). Y luego, volviendo a en qué no soy antisistema, soy
partidario del régimen político y parlamentario. Hay un discurso contra lo
político que yo creo que es tóxico y peligroso. Si acabamos con los políticos y
con los partidos no va a gobernar la asamblea de Sol, va a gobernar Botín. Va a gobernar el
poder económico. El poder político se inventó como contrapeso del poder
económico, y es un poder que representa o debería representar a los ciudadanos
frente a ese otro poder. Ese equilibrio entre poder político y económico —y
hubo un tiempo en que hubo equilibrio, hemos tenido democracias muy
reivindicables y muy defendibles— se ha roto ahora, y es ahora cuando lo que
tenemos que reivindicar es más política… y no menos política. Hay que buscar
más política que frene a los poderes económicos. No decir “esos señores no nos
representan” y en esa negación dadaísta darle el poder a Botín.
PODER ECONÓMICO VS.
PODER POLÍTICO
Entonces, esta
percepción que tiene mucha gente de que los partidos políticos —al menos cuando
están en el gobierno— son siervos de los bancos, de las grandes corporaciones,
¿crees que es una percepción acertada?
Yo creo que es
matizable. Pero es verdad que se ha descompensado el equilibrio de poderes
entre el económico y el político en un país —España— en el que nunca estuvo del
todo boyante. El poder político español siempre ha sido más débil que el
económico, de siempre, por nuestra estructura de propiedad. Y eso te remonta
prácticamente a la Reconquista. Somos un sistema latifundista porque media
España es terreno ganado en guerra, una guerra contra Al Andalus. Terreno que
se repartieron unos señores según iban conquistando y que provocó que, todavía
hoy, el mayor latifundista español sea la Duquesa de Alba. Hoy. Que todavía
hoy tengamos una estructura de propiedad basada en las conquistas castellanas
de Fernando
III y
de Alfonso
VIIIno
tiene ningún sentido. Ningún sentido. Y claro, eso nos lleva a un poder
económico mucho más fuerte y a un sistema de propiedad más desigual que hacen
que el sistema político español haya sido eternamente débil. Lo que pasa es que
ahora, independientemente de la individualidad española, estamos en una
corriente de fondo en todo el mundo donde el poder económico también pesa mucho
más que el político. Globalmente. Y se está notando, claro. Volviendo a la
pregunta: ¿son iguales PSOE y PP en su relación con los poderes económicos? Yo
no creo que sean iguales, pero sí que ambos tienen mucho que mejorar. Me
resisto a esa idea de que PSOE y PP son la misma cosa. Se demuestra comparando
Telemadrid con TVE: las dos son televisiones públicas, las dos están en teoría
controladas por los políticos, pero sólo hace falta un mando a distancia para
comprobar la diferencia entre PSOE y PP. Pero claro, este mismo verano, estos
mismos partidos se han empeñado en dar la razón a determinados argumentos del
15-M, argumentos como “todos los partidos son iguales, están en manos de los
poderes económicos y gobiernan de espaldas a la gente”. Ya que en mitad de
agosto, a espaldas de la gente y con el acuerdo de los dos grandes partidos, se
reforma la Constitución porque así lo piden los mercados. Los dos partidos
mayoritarios estaban dándole todos los argumentos a quienes decían “¿para qué
votamos?”. Mucha parte del resultado electoral hay que verlo en esa reforma
constitucional, ha sido una de las cosas que más han golpeado al PSOE.
Por otra parte, la
participación electoral se ha mantenido pero el número de votos nulos se ha
duplicado, ¿cómo lo interpretas?
Cabreo de los
ciudadanos, sin ninguna duda. Te vas a los datos de valoración de instituciones
y los políticos están casi tan mal vistos como la gripe. De cero a diez sacan
un dos y pico. Nunca esa valoración había sido tan baja, todas las
instituciones están pagando con la crisis pero los políticos más que ninguno.
Es un poco injusto porque al final estamos valorando mejor a los poderes
económicos que a los poderes políticos… cuando en realidad el problema de los
poderes políticos es su subordinación a los poderes económicos. En cambio
culpamos a los políticos, que son los que no consiguen derrotar a esos poderes,
pero no los culpables en el fondo de los males que nos atañen.
¿Crees pues que la
política está pagando el precio de no resolver una crisis que no ha originado
ella misma?
Los políticos están
pagando el precio de no ser capaces de plantar cara a un poder económico que
nos ha metido en la crisis. Íbamos a refundar el capitalismo y al final el
capitalismo nos ha refundado a nosotros.
Elocuente frase.
Pasó una cosa con esa
frase: la usé en una columna, cuando los recortes de mayo del 2010. La cita
empezó a circular y Pedro J. Ramírez, en una de estas entrevistas indirectas que
le hace a Zapatero, la contó en boca de Zapatero (risas).
Ya que hemos
mencionado de pasada la monarquía, ¿piensas con la crisis se va a levantar una
ola de críticas o de cuestionamiento hacia la institución monárquica?
Creo que la monarquía
no tiene garantizados los cien años. En España, además, sería muy extraño que
se lograse porque si tú coges la estadística, es rarísimo que el abuelo, el
hijo y el nieto reinen en sin que en medio haya una república, una guerra
carlista, una guerra de sucesión, una guerra civil, una dictadura… llevamos
desde Carlos IV sin lograrlo, ¿eh? Esta idea de que va a
reinar Juan Carlos, va a reinar Felipe y va a reinar Leonor… bueno, a lo mejor
es verdad, no lo sé, pero estadísticamente no parece probable. La institución
monárquica tendrá que cuidarse mucho si quiere sobrevivir. En el fondo está
basada exclusivamente en la voluntad popular: ninguna monarquía puede
sobrevivir en democracia a una mayoría social republicana. De momento no existe
esa situación, pero si te vas al detalle de las encuestas y analizas los datos
te encuentras con que entre los jóvenes cada vez es mayor la percepción
republicana… y los jóvenes tienen la ventaja biológica de su parte. Acabará
siendo mayoritario, más tarde o más temprano. Los reyes tendrán que ganarse el
puesto, tendrán que ser capaces de convencer a más gente de que la institución
tiene sentido.
Siguiendo con
instituciones cuestionadas a raíz de la crisis, ¿hay algún tabú político a la
hora de plantear si podría prescindirse, por ejemplo, de los gobiernos
autonómicos?
Al contrario, no hay
ningún tabú, es el discurso popular: “carguémonos el Senado, carguémonos los
gobiernos autonómicos y las diputaciones”. En lo de las diputaciones estoy de
acuerdo, en el resto tengo mis dudas. Primero, porque creo que el modelo
federal español ha sido un absoluto éxito. Se hace un discurso sobre la crisis
diciendo que el problema es de deuda pública y no es verdad. Si profundizas un
poco en los datos españoles compruebas que el problema no es de deuda pública
sino de deuda privada. La deuda pública española está entre el 60% y el 70%,
diez puntos por debajo de la alemana. El problema es que tenemos una deuda
privada de casi el 300%. Eso lleva al país a una deuda global muy alta cuando
sumas la pública y la privada. Pero a la hora de plantearnos qué se ha hecho
mal no debemos poner tanto el foco en la deuda pública, sino en la privada. La
deuda pública se usa para hacer este discurso de “nos sobra el Senado”. El
senado son… poco más de cincuenta millones de euros. Con cincuenta millones de
euros, ¿dónde vas?
Entonces, ¿opinas que
este discurso de “eliminemos el senado” o “eliminemos la autonomías” es
populista?
Es completamente
populista. Es un discurso que no está basado en datos. Sí que hay cosas que se
pueden eliminar en cuanto a redundancias, pero creo que el gobierno autonómico
ha sido un éxito porque ha integrado a España como no se ha hecho nunca y ha
generado las décadas de mayor crecimiento económico que ha habido jamás. Está
basado en algo que está estudiado: la competencia entre instituciones. Antes
tenías un gobierno central y para llevar, no sé, una fábrica de fuselajes de
aviones a Castilla-La Mancha tenías que tener un ministro del pueblo, que era
la manera franquista de que consiguiese llegar una inversión a la zona. Pero en
el momento en que tienes muchos gobiernos con poder institucional, tienes
competencia entre las autonomías y un desarrollo mucho más global de la
economía, no solamente entre los territorios que tienen un ministro, entre
Madrid y Barcelona… y el resto que se apañe.
Como en tiempos.
Como en tiempos,
claro. Ha sido un éxito. Que luego sea necesario tener un defensor del pueblo
por cada pueblo, pues mira, no. O que cada autonomía tenga un calendario de
vacunaciones distinto, pues tampoco. Pero, ¿que exista un nivel de
descentralización? Un éxito. Y luego el senado. En un momento en el que tenemos
un problema de legitimidad política, la solución no pasa por eliminar contrapesos
políticos. Hay que reformar el senado para que sea el contrapeso político de un
gobierno que ya es bastante poderoso, bastante absoluto. Tenemos un sistema
bicameral y en teoría el poder legislativo debería de estar separado del
ejecutivo, pero en la práctica el legislativo y el ejecutivo están unidos y la
otra cámara la tenemos desarmada. Hagamos del senado una cámara territorial,
hagamos del congreso una cámara que represente la soberanía popular, que cada
ciudadano tenga un voto —y no dependiendo de dónde vivas tengas más o menos
votos— y sobre eso creemos un contrapoder en el senado que controle al
ejecutivo y el legislativo. Pero busquemos un modelo de contrapesos políticos y
no eliminar cámaras para ahorrar. Para ahorrar, además, tres pesetas. Cincuenta
millones de euros es la nada con sifón. Tenemos un problema de recortes de
treinta mil millones y esto son cincuenta. Y a veces la gente hace cálculos
sobre el ahorro de los gastos sin mirarse la letra pequeña de qué supone cada
partida. Hay que ver los presupuestos, que son públicos, y te encuentras con lo
que cuesta cada cosa. Cincuenta millones no es nada.
Ahora que ya ha
terminado, ¿cómo resumirías la presidencia de Zapatero?
¿Para bien o para
mal? A ver, hay unos éxitos que no se le puede negar, que es la parte de
ampliación de libertades individuales, de los derechos sociales, el matrimonio
homosexual, la reforma del aborto, la ley de igualdad, violencia de género…
creo que eso es claramente positivo. Además ha sido probablemente el presidente
con mayor consciencia democrática de cuantos hemos tenido, y yo siempre le he
considerado muy bienintencionado. Al mismo tiempo ha sido un frívolo en algunos
asuntos económicos. Me parece grave que, el mismo día en que se aprobó la ley
de matrimonio homosexual, en el congreso se aprobó otra cosa más: el que los
inspectores de la Agencia Tributaria iban a dejar de inspeccionar a las SICAV.
El mismo día en que estaba ampliando los derechos para los homosexuales, que
está muy bien, por debajo estaba dejando que las grandes fortunas españolas
tributasen al 1% y les quitaba de encima una Agencia Tributaria que estaba
investigando los supuestos fraudes que había en la constitución de las SICAV.
Esto es el ying y el yang de Zapatero. En lo económico le critico que haya
desarmado fiscalmente a España. En los últimos diez años, según el propio
Rubalcaba, se ha perdido una recaudación fiscal en torno a los 28.000 millones
de euros al año, creo que eran. Que es una barbaridad. 30.000 millones de euros
es todo el subsidio de desempleo, ahora mismo. Nos permitiría duplicarlo, por
poner un ejemplo de algo que se podría hacer con ese dinero. O rebajar tres
puntos el déficit. Haber hecho este discurso tan frívolo de “bajar impuestos es
de izquierdas”… pues depende. Bajar impuestos es de izquierdas o de derechas,
según cuándo lo hagas. En el caso de España, que era un país con muy poca
presión fiscal, bajar impuestos era suicida. Para mí, lo que más ha pesado en
la gestión de Zapatero ha sido eso. Que no es este discurso de “tendría que
haber recortado gastos mucho antes”, yo no lo creo. Probablemente lo que
tendría que haber hecho es no haber rebajado impuestos mucho antes, porque así
no hubiese tenido que hacer los recortes que tuvo que hacer después.
Hablando de tomar decisiones
difíciles, ¿cuáles son los lastres de los que debería desprenderse España para
ayudar a salir de la crisis?
En España tenemos
varios problemas graves. Con el mercado laboral, por ejemplo. Hay un tema en el
cual soy algo crítico respecto al discurso clásico de izquierdas: creo que hay
que reformar el mercado laboral. No creo que eso signifique abaratar el
despido, no tiene por qué significar eso, pero ahora tenemos un modelo laboral
de dos velocidades. Tenemos unos trabajadores de segunda B, y otros de primera.
La diferencia de condiciones laborales entre los que están indefinidos y los
que están temporales es enorme. Evidentemente, esto hay que ver cómo se iguala,
porque lo que provoca al final en un sistema laboral bulímico; cuando las cosas
van bien come trabajadores y cuando van mal los vomita. Eso nos hace campeones
de crear empleo y campeones de crear parados.
Entonces piensas que
se está implantando este sistema económico, del que hablaban algunos
economistas, en el que quienes tienen un trabajo se integran en la sociedad
(“insiders”) y quienes no, se quedan cada vez más fuera de ella (“outsiders”)?
Es así, es que además
esto afecta fundamentalmente a los jóvenes. Son los últimos en llegar y en este
sistema de dos velocidades pagan el pato. En España teníamos un sistema laboral
que protegía mucho al trabajador, eso está bien y se podía haber mantenido.
Pero lo que hicieron fue, en vez de permitir que todos fuesen así, dejar a una
parte de trabajadores tal cual estaba, con los mismos derechos, y a otro
porcentaje de un 20%, 30% de temporales en una situación de absoluta
desregularización, prácticamente. Despido con ocho días o no renovación de
contrato. Lo que hay que buscar es un modelo donde se igualen esos dos mundos.
Y no tienen por qué igualarse a la baja, puede ser al alza. Pero hay que
hacerlo, vamos. Porque si no, lo que provoca es que tienes lo peor de dos
sistemas. Lo peor de un sistema donde hay protección laboral y lo peor de un
sistema completamente desregulado. Hay otras cosas que están pendientes: por
ejemplo, la reforma de la propiedad del campo. Es que llevamos varias
desamortizaciones… tres siglos y hemos sido incapaces de arreglar esa
situación. En España tenemos casi un millón de campesinos sin tierra. Eso que
hablamos de Brasil y tal, aquí lo tenemos también: los “sin tierra”. Los
llamamos jornaleros. Pues esos jornaleros están dependiendo de una subvenciones
agrarias que van a desaparecer. Y son un millón de personas, ¿eh? No es poco.
En mi pueblo —Torresandino, en Burgos— la mitad viven de las ayudas al campo y
se verían en una situación muy difícil. Y ahí son minifundistas; te vas al sur
y ni siquiera eso, no tienen ni campo.
¿Qué propondrías al
respecto?
Bueno, hay modelos…
se intentó durante la república y les cortaron los pies. Hay sistemas por los
cuales, si hay tierras que no se cultivan, tienen que pasar a otras manos. Lo
que no tiene sentido es que veas subvenciones que vayan por terreno y que
signifiquen que quien más subvenciones cobra del campo español sea la Duquesa de
Alba. Bueno, cambia el sistema de subvenciones. Sin ni siquiera ponerte
revolucionario o expropiar tierras, no hace falta. Cámbialo. Y busca un modelo
en el cual los grandes terratenientes no sean los subvencionados, que es algo
marciano, vamos. En España tenemos un sistema de subvenciones bastante
peculiar. Hasta hace muy poquito, si eras un millonario que tenías una casa de
tres millones de euros y necesitabas una de seis, el estado te financiaba una
parte si era tu primera vivienda (risas). Pues eso yo creo que ¡no tiene
sentido! (risas)Pues tampoco tiene sentido que estemos subvencionando a
la Duquesa de Alba, a los latifundios.
Siguiendo con el tema
de la relación entre poder económico y político: si apareciera un político que
hablara sinceramente sobre el papel que juegan en el sistema los bancos, las
instituciones financieras, etc. ¿qué crees que diría?
Recuerdo una
conversación que tuve con Roberto Mangabeira Unger, un tipo que no es
precisamente un perroflauta: es profesor de la escuela de leyes de Harvard, fue
profesor de Obama. Un liberal en el sentido estadounidense de la palabra, que fue
ministro de Lula en el gobierno de Brasil, que estuvo en Madrid —viene
bastante— y me contaba una vez que la democracia española era un sistema
secuestrado por los intereses de una oligarquía mercantilista. Una oligarquía
que actúa no en régimen de libre mercado sino de oligopolio. Un capitalismo
“crony” que dicen los ingleses, algo así como un capitalismo enfermo, un
capitalismo tocado. Esa situación en la cual tenemos unas grandes empresas muy
fuertes y una distribución de la riqueza muy desigual… hay cuarenta, ochenta
familias españolas que llevan siendo ricos al menos dos siglos —y los que no,
se hicieron ricos con el estraperlo en la Guerra Civil— que han puesto el
estado a su servicio. Los partidos políticos acaban funcionando con muchísimas
limitaciones. Que el propio Zapatero —que vino al poder con un discurso
reformista, sin pretender deberle nada a nadie—, el mismo día que hace la
reforma del matrimonio gay libera a todas estas familias de pagar impuestos por
la puerta de atrás… pues es un ejemplo.
LA CRISIS
¿Crees que el
ciudadano está viviendo todo esto en una especie de estado de resignación?
Sí. Sin ninguna duda.
Pero ¿es un estado de
depresión al que los ciudadanos simplemente se han abandonado, o está
cociéndose algo —no sé si emplear la palabra “rebelión” que quizá es un tanto
fuerte—, pero al menos algún movimiento de indignación que pudiera estar en
ciernes? Y hablo de algo mucho más global de lo que fue el 15-M.
Digamos que ahora
tras las elecciones va a haber una prórroga. Va a haber gente que diga “bueno,
vamos a ver qué hacen éstos, qué saben hacer”. El problema es si no son capaces
de sacarnos de esta en los próximos dos años… entonces va a haber algo, que a
su lado el 15-M va a ser una broma. Si las promesas que nos han hecho de volver
al 2006 no se cumplen vamos a tener un problema serio. Es que, aparte, en
España el problema de fondo es que no ha habido jamás un reparto de la riqueza,
no se la luchado contra la desigualdad. Uno de los dramas de las democracias
occidentales desde hace treinta años es ése. Son incapaces de luchar contra la
desigualdad económica, que sigue aumentando en todo el mundo. En Europa y en
Estados Unidos. Los sistemas democráticos son incapaces de reducirla. ¿Qué está
pasando en España? Que esa desigualdad económica se palió durante mucho tiempo
no con un reparto de la riqueza sino con el acceso al crédito. A la gente le
dieron créditos pero no le dieron riqueza, le dieron la capacidad de
endeudarse. El arquetipo de persona que se creía que había pasado de la clase
obrera, del proletariado, a la clase media o a la clase alta, son todas estas
personas que viven “a veinte minutos” de Madrid, en el corredor del Henares, que
tienen un 4×4 a plazos, un adosado a plazos, y que ahora se han encontrado con
que tienen que dedicar el 60% de su sueldo a pagar la hipoteca y no pueden
pagarla… curiosamente la reacción de esa gente es contra la izquierda.
¿Es una reacción
contra la izquierda o simplemente contra quienes estaban gobernando en ese
momento?
Contra la izquierda.
Ahora mismo, contra la izquierda. Y tengo mis dudas de qué va a pasar después
con la derecha. Esto lo decía muy bien Tony Blair: ha habido una
sensación —también en el Reino Unido— de que parecía que la única manera de
ascender socialmente, de aspirar a algo mejor, era cambiar de ideología. Que
los pobres eran pobres porque eran de izquierdas, y los de izquierdas eran de
izquierdas porque eran pobres. Con el acceso al crédito se ha camuflado esa
situación dando a entender que habíamos por fin arreglado ese problema y que en
España era por fin todo el mundo de clase media-alta. En las encuestas de
opinión, todo el mundo es de clase media: nadie te dirá que es de clase baja.
¿La escalabilidad
social es un mito?
Según los estudios,
sí. Hay un estudio interesantísimo publicado en la revista del CIS, lo he
citado varias veces. No recuerdo los nombres de todos los autores, pero
básicamente lo que contaban es que la sociedad ha crecido pero la desigualdad
sigue siendo la misma. El hijo del “cuello azul” [“blue collar”,
adjetivo para designar a la clase obrera, N. del R.] ahora puede llegar a
ser un oficinista, pero sigue siendo clase baja, exactamente igual que antes.
¿La gente ha perdido
la consciencia de clase?
Sí. Sí, sin ninguna
duda. La gente percibe la clase como algo propio de Dickens. O sea: “yo no soy
un obrero que tiene a los niños trabajando en la mina y al que le quedan tres
fosforitos para pasar el invierno”. Evidentemente, ser obrero o ser clase baja
ahora no es eso, porque la sociedad ya no es esa. Pero que existe una
desigualdad entre los que menos tienen y los que más tienen… es evidente. La
gente no es consciente de que esa desigualdad significa que hay intereses
diferentes sobre cómo se gestiona la cosa pública y sobre cómo se gestiona la
economía, entre los que están arriba y los que están abajo. A mí me sorprende.
De las partes más sólidas del discurso marxista es precisamente los intereses
de clase. Es que no son lo mismo los intereses de la persona que está arriba de
la pirámide social que los intereses de la persona que está abajo. Eso no
significa comprar todo el paquete marxista y decir que la solución pasa por la
dictadura del proletariado, no. No significa eso. Pero no entender que existen
distintos intereses entre la gente que tiene capital y la gente que tiene
créditos y deudas… es no entender nada.
¿Qué papel han estado
jugando los sindicatos en todo esto?
Bueno, los sindicatos
han vivido una situación muy dura porque parece ser que, junto a los políticos,
son los culpables de la crisis. En esas escalas que se hacen sobre valoración
de los colectivos aparecen por debajo de los obispos, los empresarios y la
patronal. Algo marciano, porque en el momento que te despiden la culpa no puede
ser del sindicato, será más bien de la patronal. Creo que los sindicatos han
cometido varios errores: el fundamental es pensar que su base eran los
cotizantes del propio sindicato y no los trabajadores en general, y el dejar de
entender el sindicato como un sindicato de clase. De clase entendida como lo
que decía antes: hay unos intereses diferentes entre los que tienen capital y
los que no lo tienen, entre los que tienen herencia y los que no la tienen,
entre los que tienen tierras desde los tiempos del Cid y los que no las
tienen. Intereses distintos sobre cómo gestionar la sociedad. Ha habido una
serie de recompensas perversas para los sindicatos, en el sentido de que sus
incentivos estaban en proteger a los que estaban dentro de las empresas y no a
los que estaban fuera de las empresas. Pero me parece que hacer el discurso de
“tienen que renovarse”… sí, sí, pero tiene que renovarse más la patronal y no
lo decimos nunca. Creo que hay que defender a los sindicatos porque, si no, no
habrá nadie que defienda después a los trabajadores.
TERRORISMO
Cambiando de tema,
¿cómo valoras el anuncio de ETA de abandono definitivo de las armas?
Me parece histórico.
Crees que no habrá
vuelta atrás.
Es imposible. Y
después del resultado electoral, más todavía. Hasta el más zorrocotroco de los
zorrocotrocos de la izquierda abertzale ya ha asumido que la vía es la política
y no las armas. Y está muy bien que sea así, que se hayan dado cuenta.
Entonces no temes el
surgimiento de un grupo…
¿…de una escisión?
No, lo dudo muchísimo. Para que haya una escisión se necesita un grupo del que
escindirse, y ETA ahora mismo es un grupúsculo. Va a acabar como los grupos
terroristas italianos, que no sabían quién era el infiltrado y quién era el
terrorista entre ellos. Probablemente, cuando se termine ETA irán a por las
medallas los que aún queden dentro de la banda (risas), porque ETA está
completamente agujereada por el servicio secreto. Yo nunca me he creído los
controles rutinarios de la policía. Siempre aparecían controles rutinarios
cuando iban a poner una bomba. Está acabada. Bueno, siempre puede haber una
duda, ¿no? Creo que es razonable que haya tanta gente entre los ciudadanos que
no se crean que esto sea el fin de ETA, salieron encuestas en que sólo un 40%
se lo creía, muy poquita gente. Es razonable porque también la gente se hizo
muchas ilusiones con la anterior tregua y volaron la terminal T-4. Pero
cualquiera que de verdad esté un poco informado de lo que pasa allí, y tenga
contactos allí y hable con gente de allí —y a mí es un tema que me interesa
mucho, estoy bastante en contacto— se da cuenta de que no, que no tiene marcha
atrás. Hasta la gente del PP, que son los que más puedan dudar, allí te dicen:
“mira, se ha acabado, para siempre”. Y el día en que terminó Rajoy fue muy
inteligente en su discurso, con lo de “no ha habido contraprestaciones
políticas, esta vez es una buena noticia” porque de verdad es así.
¿ETA ha sido en
cierto modo derrotada por una sociedad que avanzaba mientras ellos se quedaban
atrás?
Ha sido una mezcla de
varias cosas: ha sido derrotada socialmente, ha sido derrotada policialmente y
ha sido derrotada políticamente. Habrá que decirlo: entre las cosas que hizo
bien Zapatero fue precisamente la negociación con ETA, porque con ella se
rompió el nudo. El problema con ETA no era solamente que había unos locos con
pistolas y bombas matando. El problema de ETA es que había una parte
importantísima de la sociedad vasca que respaldaba sus posiciones, porque
consideraba que había unas razones para la violencia.Chosmky, que lo ve desde
fuera —con cierta ingenuidad, pero también con cierta distancia— decía hace
poco: “la violencia jamás surge de la nada, siempre surge de algo” y la
violencia en el País Vasco surgió de la dictadura. El último regalito que nos
dejó Franco fue la violencia de ETA. Que evidentemente tendría que
haber desaparecido hace mucho tiempo y no tenía razón de ser con la democracia,
pero nació por algo, nació por la dictadura franquista. En el momento en que su
propia gente se dio cuenta de que el gobierno tendía la mano y ETA la rechazaba
y que era ETA la que había roto la negociación y se había levantado de la mesa
pegando un petardazo cuando el gobierno estaba dispuesto a escucharles y buscar
una salida, su gente se quedó sin argumentos. Por eso ha sido su propia gente…
al final han sido Otegi, Usabiaga —y todos éstos que han estado o
que siguen en la cárcel— los que han desmontado a ETA. Al darse cuenta de que
ya no les quedaba otra tras haberse puesto en evidencia que habían sido ellos y
no el gobierno quienes habían roto la negociación… y mira que se llevó sopapos
el gobierno. Probablemente la mayoría simple que obtuvo Zapatero en el 2008 —en
vez de la absoluta— se debió a eso, al “España se rompe”. Mira que se llevó
sopapos con lo de “hemos entregado Navarra”, pero gracias a eso se dieron los
argumentos para después poder, de verdad, acabar con ETA.
PERIODISMO, TELEVISIÓN E INTERNET
Pasando al
periodismo, ¿qué papel consideras que juega, ha jugado y va a jugar la prensa
en todo esto de la crisis, de lo que estamos pasando en España?
En España hay que
mirar mucho la hemeroteca, porque así te das cuenta de las barbaridades que se
llegan a publicar. La semana pasada, por ejemplo, hubo un titular económico
en El
Mundo:
“el gobierno falla sus previsiones en un 40%”. Era porque íbamos a crecer un
1,3% y al final creceremos sólo un 0’8%. Es una barbaridad, para empezar,
porque en matemáticas, no se hacen porcentajes sobre porcentajes. El “por
ciento del por ciento” no existe como concepto matemático. Y luego además
porque, si abres a cinco columnas con eso, tendrías que haber abierto a cinco
columnas hoy diciendo que Merkel también se equivoca en un 40%, porque
todos los países de la zona euro están rebajando sus previsiones de crecimiento
económico con respecto a lo que habían dicho antes. Es que es evidente que
entre enero y noviembre, este verano, ha pasado algo que se llama crisis del
euro, crisis de la deuda soberana, y el abismo de una nueva recesión en todo el
mundo que ha cambiado las previsiones. Pongo este ejemplo —que es una chorrada
más en realidad— para hablar un poco de lo que ha sido durante años este
discurso. En el tema económico se ha puesto por encima de cualquier otra cosa
el tumbar al gobierno. Zapatero ha pasado a la historia, entre otras cosas, por
ser el gobierno con menos apoyos mediáticos. Nunca nadie, creo que ni Adolfo Suárez —y mira que le
dieron leches— ha tenido tan poco apoyo en los medios y ha sido tan
injustamente tratado como Zapatero. Esto no significa que Zapatero no haya dado
razones para darle mil capones y alguno más extra, pero no por las mismas
razones por las que se le ha sacudido a diario desde la prensa amiga y enemiga.
Piensas que se le
atacaba precisamente por lo que no se le tenía que atacar.
Sí. Por ejemplo, me
parece mucho más criticable lo de los cuatrocientos euros, o la rebaja del
impuesto de sociedades, o lo de las SICAV, que esto del 40% de la previsión
económica de este año, que es una chorrada absoluta. Hay muchas más razones
para criticar a Zapatero que las que se han usado.
Esta polarización
ideológica de la prensa, ¿es resultado de la polarización del público o es
simplemente producto de políticas editoriales?
Es producto de
políticas editoriales y de la crispación en sí que existe fundamentalmente
cuando gobierna la izquierda en España y que desaparece, o baja de intensidad,
cuando no gobierna la izquierda. Además me niego a este discurso de “Gabilondo es como Losantos”. No es verdad. Es
falso, completamente falso. No es verdad que se crispe, que se insulte y que se
manipule en la izquierda como se hace en la derecha, o que sean al final las
dos caras de una misma moneda, o que sean todos unos extremistas, o que Público es como La gaceta. No es verdad. Hay
periódicos que mienten deliberadamente. Han mentido, por ejemplo, haciendo de
un atentado terrorista islamista la gran conspiración para tumbar a Zapatero,
con Rubalcaba poniendo las bombas, y se ha estado haciendo durante años
impunemente. Y eso no se ha hecho en la izquierda… no sé, jamás he visto a
Gabilondo decir la décima parte de la décima parte de la onceava parte de la
homeopática parte de lo que ha dicho Losantos de cualquier persona a su
alrededor, sea de izquierdas o de derechas. Ese paralelismo de “son todos iguales
y hay extremistas a los dos lados” es falso.
Entonces ¿qué
criterios o qué recursos piensas que puede usar el ciudadano para distinguir a
quién puede creer y a quién no?
La hemeroteca. La
manera más sencilla de encontrar un farsante es consultar la hemeroteca. Y es
sencillo, ¿eh? Te vas a mirar las cosas que decían algunos en determinado
momento y encuentras retratada la situación. Porque el día de la confusión es
fácil tener dudas y te pueden decir “no, esto es mentira, ETA no se disuelve”.
Pero dentro de dos años, cuando miremos lo que pasó con lo de ETA, miramos las
portadas y las podemos comparar con las portadas que hubo cuando Aznar se puso
a negociar con ETA.
Pero, ¿tú crees que
el ciudadano se molesta en hacer ese ejercicio de mirar las hemerotecas?
No. El problema es la
falta de memoria. Pero creo que hay que hacerlo. Y además es que está al
alcance de cualquiera: es ir a Internet, buscar un poquito qué se dijo y qué
pasó. Y ahí encuentras de verdad quién tiene razón y quién no la tuvo. Yo entiendo
que mucha gente, en un momento de confusión, no sepa discernir qué está pasando
de verdad. Pero a la larga todo queda claro.
¿Es posible que
Internet, en lugar de ayudar al ciudadano a informarse por ejemplo mirando la
hemeroteca, lo que haga es dispersar sus energías?
No, yo creo que
Internet ayuda a una sociedad más informada, no menos informada. Para el que
quiere informarse… que siempre es una minoría, ¿eh? Es una minoría la gente que
lee los periódicos. Pero la gente que quiere tener información, ahora tiene
mucha más información a su alcance. El que no quiere informarse ahora, tampoco
lo quería antes. El que estaba viendo programas de entretenimiento cuando no
tenía Internet, ahora está viendo programas de entretenimiento en Internet. El
que tengas a tu alcance mayores herramientas de información no significa que
las uses.
Pero ese porcentaje
de gente que quiere informarse, ¿es el mismo ahora que antes?
No, yo creo que a la
larga va creciendo, pero muy poquito a poco. Y al final, no sé… por ejemplo,
todo lo que se habla del fracaso educativo español. Es que venimos de donde
venimos, de una sociedad que era analfabeta —en sentido literal de la palabra—
hace muy poquito, y el factor que más influye en la educación de un niño es si
en su casa hay más de cien libros o menos de cien libros. Es fundamental. Es el
nivel socioeconómico y sociocultural de sus padres. No el colegio al que le
lleves. Por muy bueno que sea el colegio, si sus padres no tienen libros en
casa, no será un niño que se interese por informarse. Y eso acaba marcando una
evolución muy larga, muy larga, de un país que viene de donde viene… de ser la
Turquía de Europa hace treinta, cuarenta años.
Por cierto, ya que
has mencionado la televisión, todo este asunto del programa La Noria, la retirada
de anunciantes… ¿consideras que se ha tratado de una anécdota?
No. Creo que es un
ejemplo de algo muy importante, que es el control de los ciudadanos sobre la
responsabilidad de las empresas e incluso de la publicidad, ¿no? Fíjate que la
distopía de Orwell del “Gran Hermano” ha sido justo lo contrario: no tenemos
a un Gran Hermano que nos vigile a todos sino que somos “pequeños Grandes
Hermanos” que vigilamos al resto. Antes, estas cosas se podían hacer sin ningún
problema, pero ahora mismo, como hay tanta capacidad de organización de los
ciudadanos… pues se le pueden sacar los colores. No es una anécdota, va a ser
una norma. Los ciudadanos van a pedir responsabilidades a empresas incluso de
dónde se anuncian y de cómo son sus anuncios, va a ser así.
Piensas pues que ha
sido un hecho significativo.
Es significativo, es
significativo. Esto es sencillo: hasta ahora, todo el sistema de comunicación
de la sociedad pasaba de la tertulia de bar —una cosa de diez, quince
personas—a los medios de comunicación de masas, no había nada en medio. Y esos
medios eran un oligopolio, unos pocos poderes económicos y políticos que
controlaban los mensajes que se transmitían, lo que llegaba a la sociedad.
Evidentemente, la sociedad por sí misma podía organizarse un poquito, pero
fíjate en lo rudimentario que parece hoy el “pásalo” del 2004, ¿no? Ahora con
Facebook y sobre todo con Twitter, con las redes sociales, se ha creado un
sistema por el cual la gente puede organizarse sin pasar por el núcleo central,
sin pasar por los medios de comunicación, que siguen existiendo y son muy
importantes, pero hay mensajes que pasan por debajo de ellos. Mensajes que los
medios se ven obligados a reflejar cuando ya son enormes.
Cuando entrevistamos
a Ramón Trecet, nos dijo precisamente que “un periodista vale lo que su número
de seguidores en Twitter”. ¿Estás de acuerdo con esta idea?
Si es así, me
favorece mucho (risas). No lo sé, yo lo que sí creo es que para un periodista,
en este momento, la única certeza que hay es que la firma es importante. No
tengo ni idea de cómo va a ser el negocio de la comunicación informativa, del
periodismo, dentro de cinco años o diez años. Pero sí que sé que hay algo que
valía hace diez años y que valdrá dentro de diez años, que es la firma. Es la
marca personal, es una relación de confianza con tus lectores, básicamente.
Esta confianza se crea mediante la comunicación con ellos, y para esto, Twitter
es fundamental.
¿Consideras entonces
que cambia el paradigma porque hace que la gente siga más al periodista que al
periódico?
Es que es así. Ten en
cuenta que el periódico es una cosa que nace con la distribución; el periódico
es el pack de tres de la lata de atún. La razón por la cual comprabas un
periódico —y comprabas sólo uno— es porque tienes un poquito de deportes, un
poquito de nacional, de internacional, de sociedad, de cultura… era muy caro
comprar cada pieza por separado y había que vendértela toda junta en un pack.
Pero en Internet vas picoteando de un montón de buffets, y escoges al
columnista que te interesa de El País, al analista que te interesa de Público, al comentarista de
televisión que sigues, y al que te recomienda Menéame. Y en ese modelo de
información, lo que vale es el periodista más que la cabecera —la cual por
supuesto también vale mucho— pero es más el contenido que el contenedor. La
relación de poder entre contenedor y contenido cambia.
¿No es en cierto modo
irónico el papel tan importante que ha adquirido en esto algo como Twitter, que
estaba inicialmente pensado para interacciones sociales más bien superficiales?
Con Twitter pasa lo
que con todas las herramientas tecnológicas, que se diseñan para algo que luego
no acaba valiendo. Se piensa un uso para la tecnología pero luego, cuando esa
tecnología se pone en marcha, aparecen usos nuevos que nadie imaginó. Twitter
es eso y todo lo demás, es una navaja suiza que vale para un montón de cosas:
desde seguir a tus amigotes y estar en contacto con ellos hasta para hacer
coberturas en directo los periodistas, o para mantener diálogos con gente a la
que normalmente no podrías interpelar en la calle porque no la conoces. Un
amigo, @yoriento, dice que en Facebook sigues a tus amigos y en Twitter
sigues a la gente que te gustaría que fuesen tus amigos (risas). Es un modelo
completamente periodístico, porque para la prensa es maravilloso. Por ejemplo,
yo utilizo Twitter con un gestor, TweetDeck, y sigo a más de mil quinientas
personas. Lo hago por medio de distintas listas que voy creando y modificando
en función de la actualidad. Tengo por ejemplo una lista de “fontaneros” del PP
y otra con “fontaneros” del PSOE: no son políticos, sino asesores de prensa,
asesores de comunicación, sociólogos, que trabajan para ellos. Tal como lo
concibo yo, Twitter no es como cuando te suscribes a una revista y te vas a
leer todos los números según te llegan, sino un sistema que te permite ver en
tiempo real —casi como si vieses Bloomberg y los índices de la Bolsa— de qué se
está hablando en determinados cortes sociales. De qué están hablando los de
izquierdas, la prensa, los políticos, mis amigos. Puedo entrar en cualquier
momento y saber por medio de las listas que me hago de qué está hablando
determinado corte social… me hago una encuesta a medida.
¿Es como una máquina
de titulares?
Es como un “focus
group” infinito (risas) aparte de una máquina de titulares. Para alguien
como yo que se dedica a la opinión, que intenta estar dentro del debate social,
de qué está hablando la gente… me cambia la vida. Me permite saber muy bien qué
está pasando y de qué se está hablando.
¿Y piensas que
Internet está absorbiendo un tipo de energía que antes facilitaba la aparición
de grandes movimientos culturales o sociales?
En sí mismo lo es. No
es incompatible: el hecho de que tú escribas ciento cuarenta caracteres no
significa que no puedas escribir diez mil, nadie lo impide. Y estoy en contra
de esa idea de que te idiotiza porque hace que nos movamos y pensemos todos en
este tamaño, y que se pierda el discurso complejo.
Bueno, no me refería
tanto a la idea de que te idiotiza, que no tiene por qué, sino a la idea de que
pudiera funcionar un poco como colchón de esas energías.
No lo sé, no lo tengo
tan claro. La idea de que porque existe Twitter no están surgiendo los “ismos”
o las edades de oro de toda crisis en lo cultural, no tiene por qué ser verdad.
Lo que pasa es que ahora es distinto, ahora no es un café. Ahora ese debate no
es el café Gijón, es el café Twitter (risas).
EL EMBROLLO DE LA
SGAE
Por cierto, hablando
de tecnologías, ¿cómo terminará el embrollo de la SGAE?
Yo creo que mal. Creo
que muy mal, para los dirigentes de la SGAE. Incluso para los propios
accionistas, que van a pagar los platos rotos de una gestión bastante
impresentable y nefasta. Los mayores perjudicados por todo lo que ha pasado en
la SGAE son los socios de la SGAE. Creo que durante mucho tiempo Teddy Bautistahizo un discurso
nacionalista de “me atacan porque soy la cultura”, que unió las filas en un
discurso acrítico interno. Ahora se pagan los errores de ese discurso acrítico.
A mí me recuerda mucho al discurso de Pujolcuando los escándalos
de corrupción: “me atacan porque soy Cataluña”. A Teddy no lo atacaban porque
era la cultura. Además, a mí me tocó bastante esa historia porque las
informaciones que llevaron a esta investigación aparecieron en Público —lo hizo la
periodista Ana Tudela Flores— y nos costó problemas judiciales. En
noviembre de 2007 hicimos una portada que se llamaba El tinglado de la
SGAE, donde
contábamos exactamente lo que luego acabó aflorando: que había una serie de
empresas con ánimo de lucro que se estaban facturando a la sociedad sin ánimo
de lucro, que se estaban desviando fondos de manera bastante irregular. Lo
contamos tal cual entonces, la investigación empezó mes y medio después de
aquella portada y entretanto tuvimos problemas judiciales con la SGAE. Pues
hombre, yo estoy muy contento de que por lo menos haya servido para algo.
La SGAE ha actuado
muchas veces como un organismo pseudo-oficial, ¿no?
La SGAE se ha
amparado en esa situación pseudo-oficial y ha sido muy tolerada por el
gobierno. Por los gobiernos, porque fue también así en los años 2000-2002,
cuando se implantó el canon bajo el gobierno del PP. Sí, ha sido así. Creo de
todos modos que el principal problema de la SGAE es que han convertido algo en
teoría agradable, simpático (la SGAE eran los que daban de comer a
las viudas de los músicos, los que ayudaban a los huerfanitos de los
autores de zarzuelas, los que potenciaban la cultura y daban subvenciones, eso
estaba muy bien), algo que tendría que estar bien visto por la sociedad —
porque ninguna fundación de teatros está mal vista por la sociedad— en algo más
impopular que la gripe. La gripe tiene sus partidarios porque te puedes quedar
en casa. La SGAE no (risas). Habría que preguntarles a los responsables de
esa gestión, cuya idea de los derechos era buscar el último céntimo costase lo
que costase, y que les ha llevado a que ese último céntimo les haya costado
carísimo en imagen. Cuando ellos mismos, los autores, viven de su imagen. Es un
error tan gordo, que sorprende que nadie se haya dado cuenta antes dentro de la
propia SGAE, que son los primeros perjudicados.
Un país que permite
que algo como la SGAE se convierta en un organismo pseudo-oficial… ¿significa
eso que sigue existiendo el riesgo de que determinados grupos o lobbies puedan
ocupar ciertos nichos…?
Mira, creo que el
problema de la SGAE, aparte de lo que te he dicho de su voracidad, es el tipo
de corrupción que se da en cualquier organismo con dinero que sea opaco. Creo
que si nos ponemos a buscar en la grandes “Federaciones de” lo que sea —no
quiero decir nombres para no buscarme un lío— y en el “Colegio de…” encontrarás
cosas, a lo mejor no tan grandes como lo de la SGAE porque los presupuestos que
se manejan son mucho menores, pero similares. Esta cosa de “me pagas un poco
por la nómina y otro poco por la factura de”, eso lo hacen un montón de
organismos que viven de determinadas concesiones semipúblicas pero funcionan
con la opacidad de lo privado. Porque la SGAE decía “no, esto es privado, esto
es de unos socios” pero al mismo tiempo estaban basados en monopolios públicos
o semipúblicos de la gestión de los derechos. Que no era un monopolio pero
casi, o lo fue durante mucho tiempo. Ese tipo de comportamientos nacen de la
opacidad: ¿cómo se crean los champiñones? Pues con poca luz (risas). Basura y poca luz,
esa es la manera en la que se cultiva el champiñón… y la corrupción.
¿Qué aspecto de la
sociedad crees que facilita la aparición de estos organismos opacos?
Que no existe una
cultura de la transparencia. No existe una demanda social de transparencia. Una
de las cosas que echo en cara a Zapatero es que no cumpliese con su programa
electoral —por dos veces— y no pusiera en marcha una ley de la transparencia
que de verdad sea equiparable con el resto de Europa. Somos el único país con
más de un millón de habitantes que no tiene esa ley, junto a Grecia. Los otros
son —hablo de memoria— Chipre, Malta y Luxemburgo. O sea: un país quebrado, dos
islas y un paraíso fiscal.
…y España.
Pues España tendría
que haberla tenido, porque al final la transparencia no es para que los
periodistas podamos molestar a los políticos sacando datos incómodos sino para
que haya más luz sobre la gestión pública y de esa manera evitemos que haya
corrupción. Cuando el dinero está escondido y sin luz, te sale mierda. Se
pudre, siempre. Es casi inevitable.
Ahora que tenemos
todos que apretarnos el cinturón y hacer sacrificios, ¿no sería una buena
medida eliminar cánones como el de la SGAE?
Es muy poco dinero el
que sacas de ahí, pero el canon hay que eliminarlo porque tiene una
contradicción en sí mismo. Pago euro y medio cuando compro un DVD, tanto si lo
uso para grabar mis fotos como si lo uso para grabar una película. Pero, en
cambio, si quiero grabar una película no puedo hacerlo porque está protegida
contra copia. Me están cobrando por un derecho que no puedo ejercer. O eliminas
el canon, o eliminas protecciones anti-copia y permites copiar. Lo de permitir
el P2P es ya un debate diferente. Pero lo que no puede ser es que cobres como
compensación por un derecho que no dejas ejercer. Hay una clara contradicción.
Es como multarte por
algo que no has hecho todavía.
No sólo eso, es como
multarte por algo que no puedes hacer (risas).
Aunque quieras.
Aunque quieras. Te
pongo un limitador en el coche y además te multo por exceso de velocidad.
¡Hombre, una de dos! (risas) Si coges un DVD y lo “ripeas”, lo
destripas, algo que sabe hacer muy poca gente porque es complicado
técnicamente, estás violando otra ley distinta, no la de la copia privada. Está
penado aparte. No puede ser que te cobren por la copia privada y no te dejen
ejercerla. O te vas al modelo estadounidense, donde no hay canon pero tampoco
hay copia privada, o te vas a un modelo donde de verdad hay copia privada
además de canon.
SI LA CRISIS FUESE
UNA NOVELA DEL SIGLO XIX
Ahora si te parece,
te voy a pedir la opinión sobre varios personajes e instituciones. Imagina que
la crisis es una gran novela decimonónica, dime qué papel crees que juega, ha
jugado o podría jugar cada uno de estos personajes.
Vale.
Rubalcaba.
Es el eterno número
dos. El vicepresidente perfecto.
¿Por qué?
Porque podría estar al servicio de casi
cualquier presidente. Yo he descubierto que es antinuclear esta campaña,
fíjate. Tantos años (risas) y ahora de repente es antinuclear.
Esperanza Aguirre.
Fíjate, voy a hablar
bien de ella. Esperanza Aguirre es la matriarca en un mundo de hombres. Y no
soy nada partidario de ella, también es la mala del cuento. Pero una gran parte
del personaje de Esperanza Aguirre lo entiendes si ves que es una mujer criada
en un momento en el cual estudiar una oposición de alto grado y entrar en
política era algo vedado a la mayoría de las mujeres.
Rodríguez Zapatero.
Es el idealista. El idealista torpe. Si fuese
una novela romántica del siglo XIX sería este amante torpe, el que se
tropieza (risas).
Ruiz Gallardón.
Sigue en el siglo XIX. Hasta hace nada
llevaba un reloj de cadena (risas).
Pedro J. Ramírez.
Es un periodista del
siglo XIX.
¿En qué sentido?
En el sentido de que
es un periodista que juega a la política, directamente. En realidad es un
periodista más fruto del 75, 77… de la transición. Ese momento fue un escenario
extraño en España, porque había una debilidad en la sociedad civil, en la
ciudadanía. Como la prensa se renovó y entró mucha gente muy joven, ocupó parte
de las funciones que en otros países cumple la política. Pedro J. es Lerroux. No se atreverá a
montar un partido, porque si montas un partido y te presentas a las elecciones
puedes perder. En cambio en la prensa nunca pierdes.
Jiménez Losantos.
Es tóxico, es
peligroso. Lo que más lo define es una entrevista en la cual dice que uno de
sus hijos le recrimina que por qué insulta y crispa tanto, y él le dice “¿tú te
crees que estarías estudiando en una universidad estadounidense si yo lo
hiciese de otra manera?”. Eso lo define perfectamente. Losantos es
perfectamente consciente de lo que hace, y de cómo lo hace. Y si lo hace es
porque le sale rentable. Es alguien brillante, hay mucho de Darth Vader en
Losantos, como en Pedro J. El poder es muy fuerte en ellos. Pero es un tipo muy
rápido, muy hábil, que utiliza ese talento que sin ninguna duda tiene para algo
muy peligroso, que es tensar la sociedad generando odios.
Francisco Camps.
Tiene un perfil
psicológico más que novelesco. Imagínate la escena: cuando está con Juan Cotino y con Trillo, decidiendo si va a
dimitir o no va a dimitir. En un momento determinado uno de los tres dice
“vamos a orar”. Y en un salón con símbolos religiosos se arrodillan los tres y
se ponen a orar para ver si la Santísima Trinidad les ilumina sobre qué hacer
en ese momento. Sí, es literario (risas). Eso lo escribe Dostoyevski y no te lo
crees, vamos. Y pasó.
Iñaki Urdangarín.
Habrá que ver qué
pasa con el juicio y estas cosas que se dicen siempre. Yo creo que, por lo que
ya sabemos, lo de Urdangarín sólo se explica con el “porque yo lo valgo”. Tiene
además ese componente del que hablábamos antes, la falta de transparencia. La
única partida de los presupuestos generales del estado que no sabemos cómo se
gasta es el presupuesto de la Casa Real. Incluso el detalle de los fondos
reservados, lo de los espías, lo vigila una comisión del congreso a puerta
cerrada, con representantes de todos los grupos. Ahora mismo, una de las cosas
que va a provocar queAmaiur tenga grupo parlamentario es que van a estar en la
comisión de secretos del Estado. Si obtienen grupo parlamentario van a tener
derecho a tener un diputado en la comisión que controla los fondos reservados.
La Casa Real no tiene ese control. A mí me gustaría saber, modestamente, cómo
administra sus fondos para que con —creo que son— 8’4 millones de euros o algo
así, de designación a toda la Casa Real, los Duques de Palmasean capaces de
comprarse una casa valorada en once millones de euros en el mejor barrio de
Barcelona. Tengo mucha curiosidad. Si hay dinero público en su presupuesto
familiar, ese presupuesto familiar debería ser transparente. Por lo menos su
patrimonio debería serlo.
Intereconomía TV.
Tengo curiosidad por
saber si ahora van a poner documentales de animales, deben de estar comprando
paquetes de derechos (risas). Probablemente haga la oposición al gobierno
desde la derecha; es probable que al final tenga más fuerza esa oposición de
derechas que la oposición de izquierdas.
¿Crees que intentan
cumplir en España un papel similar al que cumple Fox News en Estados Unidos?
Sí, sin ninguna duda,
Claro que sí.
Conscientemente.
Sí.
Las agencias de
calificación.
Es un negocio que si
lo aplicases a los carceleros sería llamativo. ¿Harías un sistema por el cual
los presos de una cárcel estuviesen vigilados por unos carceleros que están a
sueldo de los propios presos? ¿A que no? Pues así funcionan las calificaciones.
Las empresas a las que les ponen la nota son las que pagan a las calificadoras.
Hoy mismo he visto un
titular en el que se decía que Ángela Merkel y una agencia de calificación le
piden los deberes al nuevo presidente electo de España. Es decir, ya se pone al
mismo nivel la agencia y a la canciller de Alemania.
Sí, es así. Es que
las agencias de calificación son uno de los brazos de poder del capitalismo
anglosajón, el que está marcando la agenda a todo el mundo, incluida Alemania.
Eso te explica que España, que debe menos y tiene un déficit menor que el Reino
Unido, tenga una calificación muy diferente y pague unos intereses muy
diferentes a la deuda del Reino Unido. Hay un trato diferente para la libra y
para el dólar que no se tiene con el euro. Con la peseta ni te cuento. Estas
agencias requieren también de transparencia y de una vigilancia mayor. No puede
ser que los que estaban dando triple-A a Madoff o a Lehman hasta el día antes
de quebrar, ahora estén dándonos lecciones sobre cómo hay que hacer las cosas.
Es curioso que las
mismas agencias que han sido parte importante en las causas de la crisis hayan
salido reforzadas de esa misma crisis.
“Íbamos a refundar el
capitalismo y el capitalismo nos ha refundado a nosotros”. Dentro de la agenda
que todo el mundo se puso cuando estábamos refundando el capitalismo era
claramente el punto número uno. Y no se ha hecho nada. Y lo pagaremos. Es
dramático, porque el poder financiero se hunde. El poder político sale a
rescatar el poder financiero. El poder político queda arruinado por salvar al
poder financiero. Y el poder financiero le pone deberes al poder político. El
círculo es… (risas). Es de una dureza…
Para terminar, tu
opinión sobre un personaje que no tiene nada que ver con todo esto: José
Mourinho.
La verdad es que soy
muy poco futbolero.
Ya, pero tengo
curiosidad por saber qué piensas sobre un personaje así.
Hombre, es un gran
actor. Me parece fantástico cómo lo hace, en ese sentido. Es verdad que acaba
sacando lo peor que se puede entender del deporte, el odio al rival y ese tipo
de cosas, pero si lo miras desde un punto de vista de exclusivo “show business”
es el mejor. Si lo juzgas con un componente moral, evidentemente no se puede
hacer más que una mala nota, pero si lo miras como al malo de una película
dices: “haciendo de Joker, qué bien lo hizo Jack Nicholson, ¡un gran aplauso
para Jack Nicholson!” (risas)
Es un gran villano de
novela.
Sí, es un gran villano de novela (risas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario