miércoles, 15 de febrero de 2012

No puedo más, tengo que decirlo:

No puedo más, tengo que decirlo: El problema de la competitividad o productividad de España no son los costes laborales, ni la falta de crédito, ni el modelo productivo. El problema en este país es que donde hay dinero no hay inteligencia y donde hay inteligencia no hay dinero. Claro que me temo que este problema no solo lo tiene España.
Una de las características de nuestro modelo económico, es que para desarrollar una idea de negocio, o ser lo que ahora llaman un emprendedor/a, hay que ganarse la confianza de algún banco. Todo lo que no pase por los estrechos intereses de los señores del crédito, o por sus obtusos esquemas sociales, no se puede financiar. Y a la inversa, si se empeñan en hacer algo no hay quien los pare, pues disponen de una infinita capacidad de influencia por la vía monetaria. Da lo mismo que sea de vital importancia para la sociedad, que sea una necesidad humanitaria imperiosa, o tenga valor estratégico para nuestro futuro, lo que quieren o no quieren los banqueros es ley. 
¿Y qué es lo que quieren? Beneficios, más, muchos más y a corto plazo.  Y la seguridad de mantener el poder para seguir creciendo en la forma en que lo hicieron. Lo demás es ceguera, no cuenta nada, no forma parte de su ecuación. 
Vivo en Fuerteventura, lo más parecido a un paraíso en la tierra. Lugar de belleza desnuda, simple, rocas quemadas, arena, cielo y el mar que lo llena todo. Debajo vida, diversidad eterna del mundo submarino que emerge para alimentarnos y sumergirnos en su inmenso misterio.  Pero por lo visto también hay petróleo. Y eso es lo único que la torpe mirada de las finanzas es capaz de ver. Da lo mismo que todos sepamos que el potencial en energías limpias y renovables es inmenso, que crea más trabajo y reparte más riqueza. Da igual que sea más compatible con el turismo, del que vive la mayor parte de la población directa o indirectamente. Da igual. No aporta los mismos beneficios a corto plazo y sobretodo no iría a las mismas manos, así pues queda sentenciado, no interesa. 
¿Como salir de esta trampa de tramposos? Solo se me ocurre echar a los tramposos. Cambiar el modelo financiero. ¿Público o privado? Bueno creo que lo importante no es la propiedad, es quien tiene el poder de decisión. Hay muchas formas alternativas: las cooperativas de crédito, la banca ética, bancos locales, microcréditos públicos o privados...Lo importante es que aporten financiación en condiciones decentes, sí he dicho decentes, a los proyectos que decida la sociedad democráticamente según los intereses comunes de la mayoría y no según la búsqueda privada de privilegios de una élite económica de mentalidad moderno-feudal. 
Hoy nada se entiende sin ese cambio, no hay ecología, nacionalismos, pacifismos, derechos laborales, culturales, democráticos, ni de ninguna otra naturaleza cuyo avance social no pase por romper el poder de los que hacen el dinero. Repito, lo hacen, no lo tienen, lo hacen, como privilegio divino que les hemos entregado nosotros, repito nosotros, no los dioses. 
Una buena noticia: El problema es humano y la solución también. 

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