martes, 31 de enero de 2012

Una oportuna lección de historia.


PUBLICADO EN http://luism.espacioblog.com/post/2009/02/18/gan-hitler-elecciones-1933


¿GANÓ HITLER LAS ELECCIONES DE 1933?

Es un argumento que suele cerrar muchas polémicas, que Hitler ganó las elecciones de 1933, es decir, que subió al poder con el respaldo popular.

El asunto tiene más importancia de la que se quiere aceptar, porque legitima una idea casi admitida: Que en el mundo contemporáneo ha habido tres fuerzas significativas, determinantes, dos culpables y una inocente:

La de los nazis, la de los rojos y la de los demócratas. Las palabras están elegidas a conciencia.

Los demócratas son eso, demócratas, y su composición capitalista es secundaria. Más que una fuerza económica es una fuerza política (cómo se deben reir los economistas e historiadores lúcidos).

Los nazis, que no defendían una economía capitalista y eran totalitarios; es decir, antidemócratas y casi anticapitalistas. No faltan quienes sostienen que eran socialistas (era evidente por cómo los trataban).

Y los rojos, confundiendo así, en una misma fuerza, a socialdemócratas y comunistas. Metidos estos útlimos en el saco de los totalitarios (con los nazis, es decir, cuasi nazis), contaminan o no contaminan, según convenga, a los socialdemócratas.

Y pensar que estos artistas de la palabra no estén en la RAE, en sillones preferentes.

Recogidos datos en un anterior trabajo que demostraban las fuertes relaciones económicas entre los nazis y los industriales y banqueros alemanes y extranjeros, veamos ahora los resultados electorales de aquellas elecciones que elevaron a Hitler "matemáticamente" al poder. Veamos esas matemáticas que logran la cuadratura del círculo, como siempre:

Nacionalsocialistas: 196 escaños.

Partido popular nacionalista alemán: 51

Partido Popular: 11

Partido económico: 1

Grupúsculos: 12

Centro Católico: 70

Partido popular bávaro: 20

Partido democrático alemán: 2

Partido Socialdemócrata: 121

Partido Comunista: 100

Es decir, tenemos fundamentalmente tres bloques:

Nazis, con 196 diputados; rojos, con 221; y otros con más de 156.

Si nos fijamos en cuál es la composición de "otros" se verá que son principalmente grupos de centro y de derecha, mayoritariamente de inspiración católica y aparentemente democrática, que sancionaban gustosamente el sistema capitalista.

Es decir, que hubiera bastado con que los 221 "rojos" se hubieran unido a los 156 "demócratas", o viceversa más bien, para que los 377 diputados obtenidos de esa suma cerraran el paso a los 196 diputados nazis.

Pero no ocurrió eso. Hindemburg, héroe de la patria, presidente del país, designó a Hitler.

¿Hubiera podido Hindemburg enfrentarse al 60% de los diputados, por muy presidente que fuera y por muy facultado que estuviera por la constitción? Dificilmente.

¿Era Hindemburgo un nazi? No. Era un monárquico, un terrateniente, un aristócrata, un militar (mariscal de campo), un junker. Sobre todo, un anti-rojo, asustado por lo que había sucedido en Baviera, por la crísis económica y por la ascensión de la izquierda. Un selecto entre los selectos, que en 1934 (¡) murió de demencia senil.

En esas maniobras entre lingüisticas y circenses que a veces hacen los historiadores, el culpable fue él, que nombró al nazi, al cual, curiosamente no le hubiera dado ni un ministerio de correos. Es decir, que en la historia mandan los hombres, solos, sin que ninguna fuerza, oculta o visible, los condicione.

Pero esas historias ya casi nadie se las cree.

Hindemburg era un político limitado, que se dejó manipular por el católico von Papen, sí, pero atendiendo a los intereses, a los poderes fácticos que antes habían consolidado al partido nazi.

Confluyeron unas luchas intestinas entre Alfred Hugenberg (político y hombre de negocios vinculado a las industrias Krupp), Von Papen, Schleicher y otros. Pero esas luchas intestinas no eran otra cosa que el desacuerdo en cómo cerrar el paso a los partidos de izquierda, que habían subido en votos desde las últimas elecciones y que era el verdadero prolema que les preocupaba a todos, incluido Hiller.

Pero, hay que insistir, los nazis contaban con 196 de los 580 diputados que conformaban el parlamento alemán; es decir, sólo con un 33% de los escaños.

¿Era la fuerza mayoritaria? Si, pero una mayoría minoritaria que hubiera sido totalmente minoritaria si efectívamente aquel centro derecha capitalista hubiera sido también democrático. Se equivocó Hindemburg, sí, y quienes estaban detrás de él. Pero quienes estaban detrás no le hacían ascos al nazismo. Por ejemplo, el partido popular nacionalista alemán fue invitado por Hitler a formar parte del gobierno, y aceptó.

¿Qué había detrás? Otra historia más tergiversada.

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